La presentadora de noticias y activista afgana Malala Maiwand, fue asesinada por un grupo armado en Jalalabad, Afganistán; este 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos. El coche en donde viajaba rumbo a su lugar de trabajo, Enekaas TV, fue blanco de disparos por un comando; por lo que la periodista murió en el acto, junto a su chofer Mohammad.
A este respecto, el grupo yihadista Estado Islámico (EI) se adjudicó el asesinato de Malala, mediante un comunicado publicado en su canal de Telegram. El grupo señaló que la causa del ataque se debió a que la periodista era “leal al régimen apóstata afgano”.
Malala Maiwand, cuya madre activista también fue asesinada por hombres armados 5 años atrás, externó previamente su opinión sobre las dificultades de ser una reportera bajo el sistema patriarcal ultraconservador de Afganistán.
Se trata del segundo ataque perpetrado contra mujeres periodistas en menos de un mes en ese país. Pocas semanas antes, la reportera Aliyas Dayee, del medio Radio Liberty, murió en un ataque con coche bomba en Lashkar Gah.
Asimismo, la muerte de Malala se da dentro de un reciente marco de asesinatos de figuras prominentes de la comunicación; a pesar de las conversaciones de paz en curso entre el gobierno y los talibanes. El 12 de noviembre del presente, el periodista Elyas Dayee, de Radio Azadi, perdió la vida a causa de una bomba colocada en su coche; en tanto, el periodista Yama Siawash de la cadena nacional Tolo News, pereció en otro ataque con bomba.
A través de los años, el Estado Islámico se ha reivindicado varios ataques en la provincia de Nangarhar (lugar de los hechos), región que fue testigo de varios enfrentamientos entre los talibanes y las fuerzas gubernamentales.