El Gobierno de Trump se sumió el lunes en el caos la transición presidencial. El mandatario bloqueó la colaboración de los miembros del Gobierno con el equipo del Presidente electo, Joe Biden, mientras que el Secretario de Justicia, William Barr, autorizó al Departamento de Justicia a investigar acusaciones sin base de fraude electoral.
“Desde que fue elegido, las relaciones del Presidente Donald Trump con los legisladores republicanos en el Capitolio se han dividido principalmente en una de dos categorías: el vínculo inquebrantable con sus seguidores más ardientes, que lo defienden a toda costa, y la alianza tenue y tensa con el resto, que comparte su agenda pero a menudo se avergüenza en privado de su lenguaje y tácticas”.
Catie Edmondson lo cuenta en The New York Times así: “Ninguno de los grupos está particularmente bien preparado para la tarea de tratar de persuadir a Trump, que se niega a conceder [que perdió en] las elecciones, de que es hora de hacerse a un lado o, al menos, de dejar de difundir reclamos sobre la integridad del proceso que son contrarias a pruebas considerables. Y hay pocas posibilidades de que Trump, quien se ha sentido perplejo y en ocasiones enfurecido por los institucionalistas republicanos de quienes normalmente se espera que desempeñen ese papel, escucharía si lo hicieran”.