A unos días de que iniciaran los trabajos legislativos en todo México, también se inician los cabildeos y el activismo en los diferentes recintos, algo que llamo mucho la atención de todos los mexicanos durante el proceso electoral pasado fue la desbandada de diferentes partidos en especial del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Partido de la Revolución Democrática (PRD) para unirse a Morena.
Muchos fueron tachados de “berrinchudos” porque su partido no los eligió para alguna candidatura en su Estado, otros simplemente buscan la aceptación del presidente Andrés Manuel López Obrador, no descartando ocupar un lugar en la carrera rumbo al 2024.
En muchos casos esta situación vino a fracturar la estructura de Morena, como es el caso de Yucatán que debido a imposiciones, violaciones de los estatutos y “mentiras” en las encuestas, que favorecieron a personas “que no representan a la verdadera Cuarta Transformación”, aproximadamente mil 200 simpatizantes renunciaran a su militancia.
Analistas políticos coinciden en que la aceptación de ex priistas y ex perredistas en Morena es porque al ser un partido joven no cuenta con los liderazgos adecuados y con la experiencia para poder hacer vale el poder político del partido.
Realmente estos personajes recién llegados a Morena serán lo sufrientemente importantes para poder apoyar las iniciativa y reformas que envié López Obrador, marcaran la diferencia en Morena o le darán la razón a las voces que afirman son unos oportunistas.